Trazos del Eros: del leer y escribir

  • Ángel Gabilondo

"En la modernidad, el autor se dice responsable, propietario, productor e inventor de lo escrito. Efectivamente, puede atribuírsele lo que ha sido dicho o escrito, pero tal atribución no es el origen, sino el resultado de una serie de complejas operaciones. En el final de la escritura, el sujeto ya no es una substancia que subyace. El sujeto se disemina de modo absolutamente superficial y epidérmico. El autor es resultado. Decir autor es también asegurar: asegurar una función clasificatoria que reagrupa textos, que los delimita, que excluye algunos, que les opone otros. No se diluyen, por tanto, las responsabilidades: se comparten. El autor tiene que ver con cierta circulación y funcionamiento del discurso: es un agente de circulación. Funciona, por ello, ligado a un sistema jurídico e institucional que encierra, determina y articula el universo de los discursos: vela y vigila. Si el sujeto se muestra como una función variable y compleja del discurso, el autor, mejor, la función-autor se da como una especificación de la función de sujeto. [...] Sólo si el autor queda borrado, irrumpen las formas propias de los discursos y, entre ellas, la función-autor como resultado. Efectivamente, el autor no es el lugar originario de la escritura. Por ello, frente a la subjetividad fuente, queda abierta la cuestión de si son posibles otras formas o procedimientos de subjetivación." (Trazos del Eros: del Leer y Escribir, págs. 28-29).

Ángel Gabilondo