Comunicación en evolución

  • Marta de Menezes

El concepto de evolución y selección natural ha sido indudablemente uno de los logros científicos más importantes. Resulta fascinante comparar lo que ocurre con los sistemas biológicos y artificiales desde una perspectiva evolutiva. Los requisitos básicos para la evolución biológica: mutación, reproducción y selección, no se pueden encontrar literalmente en la mayoría de los sistemas artificiales. No obstante, estos mecanismos se encuentran presentes de forma indirecta. Generalmente, las creaciones realizadas por el hombre, desde objetos a conceptos, e incluso las obras de arte, no pueden considerarse únicas. Existen muchos tipos distintos de fabricantes de coches, agencias de publicidad, compositores y artistas. Su producción se enfrenta siempre a una evaluación crítica de la sociedad y únicamente aquellos productos considerados como los más aptos, sobreviven. Es evidente que esos productos no se reproducen en el verdadero sentido de la expresión, pero con frecuencia son muchos los artistas que los reproducen o copian incorporando modificaciones adicionales. Un proceso que dista muy poco de la evolución biológica.

La historia del arte está repleta de buenos ejemplos de creaciones que, gracias a su éxito, generaron una gran progenie. Aunque, finalmente, originaron otros tipos de obras de arte con características diversas. Con frecuencia, los avances tecnológicos supusieron el sustrato de nuevas líneas de expresión artística: la fotografía, el vídeo o la informática constituyen buenos ejemplos de ello. Los artistas visuales adaptaron los desarrollos tecnológicos a la creación artística, dado que éstos permitían la expresión, exploración y comunicación de distintas posibilidades estéticas. Mi opinión a este respecto es que las ciencias biológicas y la biotecnología ofrecen una oportunidad similar a la creatividad artística. El mensaje que transmite una flor cultivada por un artista no puede transmitirse en un tipo de medio distinto. El poder de las nuevas tecnologías, que permite la visualización de pequeñas moléculas, el interior del organismo o incluso el funcionamiento del cerebro, crea nuevos desafíos para los artistas visuales, permitiéndoles la representación de aquello que ha sido invisible. El factor más importante para la evolución de esta clase de obras de arte es la comunicación. La Ciencia y el Arte no pueden percibirse como dos culturas distintas, dado que la comunicación entre los artistas y los científicos puede conducir al desarrollo de nuevas ideas, tanto en las artes como en las ciencias, así como a un entendimiento público de ambos campos.

Marta de Menezes