Entrevista a Derrick de Kerckhove: Las tecnológias reestructuran nuestras mentes.

  • Derrick de Kerckhove

Álvaro Bermejo: Su primer mundo virtual fue la Literatura, luego la Sociología del Arte. Y, de pronto,  surge el gran Derrick de Kerckhove, un visionario de la cibercultura y las nuevas tecnologías. ¿Es usted un personaje de Asimov, de Moebius, o “sólo” de McLuhan?

Derrick de Kerckhove: Soy producto de mi educación en India y Paquistán cuando era un púber expuesto a las glorias y miserias del mundo, a civilaciones totalmente distintas, con largas historias detrás; y después, ya en Canadá, desarrollé un saludable sentido de la duda acerca de la pertinencia y urgencia mundiales de la semiótica y el postestructuralismo francés ante la globalización y los escenarios multiculturales. De modo que, cuando conocí a McLuhan, estaba preparado para algo nuevo. Él fue el único profesor que he tenido en mi vida que hablaba del presente, y no sólo del pasado. Me enseñó a vivir y pensar en tiempo real.

AB: Cualquier filosofía nueva es solidaria de una nueva concepción visual del universo, del espacio y del tiempo. Los monjes medievales plasmaron la suya en el Libro de Kells, una arquitectura infinita de cruces y espirales. ¿Cómo ve usted Internet?

DDK: No la veo. Es invisible, como el sistema nervioso. Es un hipertexto tremendamente cargado el que hay tras la pantalla, incluso mientras escribo esto (por supuesto, en línea). Pero no es tan agradable ver como tocar. Navegar por la Web es una cuestión táctil. Las cosas aparecen en la pantalla, lo mismo que aparecen en la parte frontal de tu mente al pensar o al recordar.

AB: Hemos salido de la “aldea global”, volamos por la red de redes, pero las competencias técnicas de un ciudadano medio no son muy superiores a las de un Neanderthal. Bajo la piel de la cultura, ¿qué tipo de ser humano está creando la cultura digital?

DDK: El ciudadano medio es siempre un ejemplar de Neanderthal. Por eso tenemos unos políticos tan neandertalescos. La cultura digital es la fase cognitiva de la electricidad. Del mismo modo que damos por superada la fase muscular (calor, luz y energía), restamos importancia a esta nueva fase. La mayoría de la gente sólo se preocupa de su cuerpo cuando tiene dolor de espalda, o de su coche cuando tienen que llevarlo al taller. E incluso entonces, no quieren saber. Pero hay razones para la esperanza. Seguramente la transformación se está produciendo con la inevitabilidad e inconsciencia que se dieron cuando, en la época del Concilio de Trento, los sabios pretendieron imponer un nuevo orden en una religión socavada a una velocidad cada vez mayor por una concepción del ser humano totalmente nueva. Al igual que entonces, hoy asistimos, sin plantearnos dudas, a la implantación del estado conectado y globalizado de la humanidad.

AB: Afirma que los sistemas de procesamiento de información –especialmente el hipertexto- son extensiones de nuestra mente, algo así como psicotecnologías. Si cruzamos sus datos con los últimos avances en ingeniería genética y clonación, ¿qué futuro nos aguarda?

DDK: Yo denomino a esos sistemas psicotecnologías porque tienen una característica distintiva que no comparten directamente con la ingeniería genética, que es su relación con el lenguaje. Todas las tecnologías que codifican, clasifican y transportan lenguaje, lo modifican también, al igual que modifican al emisor, al receptor, a los usuarios del lenguaje. El lenguaje mantiene una relación estrecha con nuestra mente, y todas las tecnologías que afectan al lenguaje afectan también a las estrategias que utilizamos para organizar el tiempo, el espacio y nuestro propio ser. Por tanto, las psicotecnologías reestructuran nuestras mentes. Pero aun cuando la ingenería genética llegara a afectar a nuestro modo de pensar (o a los animales en que nos convertimos), no se sirven del lenguaje para acceder a los materiales básicos en la construcción de nuestro ser físico. Se trata de distintas manipulaciones, aunque todas de igual importancia, del status quo de nuestro ser. No puedo predecir el futuro que nos espera; me conformo con predecir el presente.

 AB: ¿Por qué el concepto “cultura virtual” nos parece inocente, y por qué la idea “democracia virtual” nos padece sospech?

DDK: En verdad ninguno de los dos conceptos son inocentes. Arthur Kroker escribió unos comentarios bastante perspicaces sobre el “aula virtual” y el mundo de la “papelera de datos”; por otra parte, gracias a las weblogs (bitácoras), la democracia virtual parece al menos una transmutación posible de la democracia, sin perder su principal carácterística, que es dar poder a la gente en una medida razonablemente igualitaria. La cuestión actual es hasta qué punto es posible que la gran cantidad de población que hay en el mundo participe de manera útil en esas weblogs.

AB: El cibertrabajo, ¿nos ha hecho verdaderamente más libres, o nos acerca un poco más a los esclavos sonrientes de Un Mundo Feliz?

DDK: Eso depende del punto de vista que uno adopte. Si a uno no le gusta lo que hace, el cibertrabajo no es mejor que a la antigua usanza, y probablemente sea peor por lo imparable que resulta. Pero si, como es mi caso, a uno le encanta lo que hace, la vida cibernética me parece maravillosa, y no me canso de ella. Personalmente no me siento muy saturado por lo que ha dado en llamarse la “sobrecarga de información”, pero es verdad que no respondo inmediatamente todos los mails que recibo.

AB: Vivimos en un mundo de ojos electrónicos que todo lo ven y todo lo registran. En Internet ya no existe la privacidad. Pronto, ¿será necesaria una Declaración Universal de los Derechos Ciberhumanos?

DDK: Sí, sin duda. Pero el problema es mucho más profundo de lo que esbozan apenas las mentes que se preocupan por este tema. La cuestión fundamental es si la electricidad, al igual que la asimilación del alfabeto, favorece la piratería o la elimina. McLuhan se dio cuenta de esto con mucha anticipación. Él sabía que la electricidad nos descubriría todo lo oculto y barrería nuestra existencia privada como arrastra la arena hacia dentro una marea. Yo tengo aun más intuiciones.  Yo creo que la política y la psicología de la identidad privada se basaron completamente en el hecho de que, gracias a la representación unívoca del lenguaje hablado mediante el alfabeto fonético, cada uno de nosotros puede apropiarse del lenguaje a título personal para controlar al individuo, y conseguir así una titularidad, una propiedad, de mente y cuerpo. Los españoles, que inventaron la Santa Inquisición, deberían ser bien conscientes de cuán árdua y aún así safisfactoria fue la batalla en defensa de la libertad de pensamiento y la tolerancia. Los seres humanos de Occidente llegaron a convertirse en individuos a un alto coste de sus vidas y fatigas durante las guerras religiosas que sucedieron a la época de la Reforma, resultado en sí misma de la difusión de libros gracias al invento de Gutenberg. No obstante, es predecible que este modelo de humanidad sufra un trastorno ante nuevas situaciones electrónicas que afectan al tiempo, al espacio y a la propia identidad (autoconcepto). Pero hemos estado aquí antes, y sobreviviremos. Cuando la imprenta aceleró los efectos del descubrimiento del alfabeto y, al mismo tiempo, supuso la recuperación de la herencia clásica respecto a cómo tenía que ser un individuo según los cánones grecorromanos (este es el significado de Renacimiento, el segundo nacimiento del ser humano occidental), las iglesias medievales cabildearon cuanto pudieron hasta crear un conjunto de órdenes religiosas para proteger a la entonces obscena imagen de Cristo como modelo único del ser humano. Hoy, para contrarrestar los efectos de la electricidad que ponen en peligro la esfera privada del ser humano AlFaBeTiZaDo (James Joyce dixit), estamos creando universidades e institutos cuyos métodos nos permiten o adaptar a las nuevas identidades conectivas del cibermundo las antiguas identidades privadas del hombre alfabetizado, o simplemente crear nichos en los que se sigan protegiendo las antiguas identidades.

AB: Pese a su ambición totalizadora, la Red, ¿puede desarrollar un nuevo Humanismo, una nueva Ilustración?

DDK: Pudiera ser, pero de momento tal vez los modelos correctos no sean ni el Humanismo ni la Ilustración. Lo que hace Internet es proporcionar, al mayor número posible de gente, acceso a la mayor cantidad de información útil a la que se pueda acceder. Internet nos propone una modalidad completamente nueva de distribución de la memoria y la información. Nos encontramos todos en la situación aristocrática que describió Moliére cuando dijo: “Un caballero es una persona que sabe todo sin tener que molestarse en aprender nada”. Esa es la condición natural del nuevo humanismo.

AB: El eslogan de la Revolución Frnacesa era "libertad, igualdad y fraternidad". ¿Podría ser interactividad, hipertextualidad y conectividad?

DDK: No hacía política cuando utilicé esas palabras. Mis convicciones políticas se fundamentan en dos o tres ideas fundamentales:

  1. Hacen falta dos alas para volar, así que no me pidas que pierda el tiempo intentando volar sólo con la derecha o con la izquierda.
  2. En un mundo en el que la materia y la historia están perdiendo su capacidad de resistir planes, simulaciones y programaciones, tenemos por primera vez la capacidad de desear la realidad, no estamos sólo condenados a ser víctimas de la historia o la naturaleza.
  3. La verdadera labor política del hombre corriente de nuestros días es desarrollar una visión del mundo lo más completa, justa e inclusiva posible, y actuar sobre ella.

AB: En sus libros, entre la ironia y las revelaciones.  uno siente la poderosa llamada para el cambio de paradigma. ¿Podría ser la clave de una nueva identidad? 

DDK: El cambio de paradigma dependerá de la tercera fase de la electricidad, la fase cuántica. Ya hemos absorbido las fases analógica y digital, y el ordenador cuántico está ya en una etapa más avanzada que cuando John von Neumann empezó a desarrollar su arquitectura a finales de los años cuarenta. En la actualidad, nos encontramos en un momento posterior a Galileo en el que la materia y la ciencia, en otro tiempo sólidas, vuelven otra vez a hacerse líquidas.

Es probable que retrocedamos a un nuevo tipo de cosmología cuántica en la que el ser humano se sitúe otra vez en el centro del universo, pero no como centro de materia física, sino simplemente como centro de toda la información que hemos elaborado al respecto. Tal como dijo Erwin Schrodinger: “Nuestro ser perceptivo no se encuentra en ninguna parte dentro del escenario del mundo, porque es, en sí mismo, el escenario del mundo”.

La clave de la nueva identidad reside en lo que denomino “el yo siendo”, esto es, la propia identidad en continuo proceso de desarrollo para llegar a ser, al igual que en la Física cuántica “las cosas no son, sino que tienden a ser”. La nueva identidad es una construcción y reconstrucción continuas en el momento de utilización, y en línea es fluida y agrupadora, lo mismo que cuando las personas se reúnen e intercambian percepciones unos de otros durante la reunión.

AB: Y en su relación diaria con la gente, ¿Dedica más tiempo a encuentros cara a cara o a través de la pantalla?

DDK: A los encuentros por pantalla, más que nada porque paso mucho tiempo con el e-mail, pero no es tiempo real, así que debo admitir que en lo que se refiere a interacciones en tiempo real, paso mucho más tiempo con gente real.

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